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Aidan estaba asombrado por el hecho de que Mori no era tan sangre fría como pretendía. Uauh. Su agente había estado guardando bastantes secretos. Había realmente un corazón enterrado bajo todo ese pavoneo.

Pero eso no cambiaba nada. Alzó la mirada hacia la oscuridad.

– ¿Se supone que esto significa algo para mi?

La respuesta vino mientras la escena se volvía blanca otra vez y reaparecía, no en su futuro como esperaba, sino en un lugar que nunca había visto antes.

Parecía ser una caverna oscura con paredes que sangraban…

Débiles chillidos y gemidos resonaban mientras andaba hacia una gran abertura, y cuando la alcanzó, se congeló. Allí estaba Leta con una bata blanca, larga que flotaba, de pie ante dos hombres enfadados quienes la miraban mientras un tercer hombre de blanco estaba a su izquierda.

– ¿Me pides misericordia para ella?-El hombre rubio alto se mofó del hombre de blanco-. ¿Entiendes lo que ha hecho?

– Sí, Zeus. Lo hago. Pero lo que ella hizo, lo hizo para proteger un humano inocente.

Zeus se mofó de la respuesta.

– Ninguno de ellos es inocente. ¿Qué es la muerte de otro humano más en este mundo?

Leta empezó a contestar, pero el hombre al lado de ella la paró poniéndole la mano en el brazo.

Cuándo él habló, su voz estaba desprovista de toda emoción.

– Ella fue asignada al humano por mí y llevó a cabo su tarea hasta el final. Fue Dolor quien…

– No te atrevas a defenderla -gruñó Zeus-. Porque por su muerte, tenemos una ruptura en el universo. ¿Tienes alguna idea de lo que podría haber sucedido? El mundo podría haber terminado.

– Pero no lo hizo.

Zeus le azotó.

– ¡M’Adoc! -dijo Leta, apresurándose a donde él yacía en el suelo.

Zeus levantó la cabeza ante eso.

– ¿Son emociones lo que oigo?

Aidan vio el pánico en los ojos de Leta pero dado que estaba de espaldas a Zeus, no estaba seguro de que el dios lo hubiera advertido.

En su lugar una mirada extraña pasó entre M’Adoc y el dios de pelo moreno parado al lado de Zeus.

– Ellos no tienen emociones, hermano-dijo el hombre de pelo oscuro-. Ha pasado un tiempo con los humanos y éstos son los efectos residuales.

La mirada de Zeus se estrechó peligrosamente mientras M’Adoc se ponía de pie.

– ¿Estás defendiéndoles, Hades?

Hades se encogió de hombros.

– No realmente. Si quieres que la castigue, lo haré. Es para lo que vivo.

Aidan frunció el entrecejo ante el tono sarcástico de la voz del dios.

Zeus asintió.

– Muy bien. Mátala.

– ¡No!-Aidan arremetió sólo para chocar con una pared invisible.

Los dioses se giraron como si le pudieran oír.

Aidan golpeó la mano contra la pared.

– ¡No te atrevas a tocarla!

Se dio cuenta de que ellos podían de hecho oírle mientras Zeus avanzaba para mirarle fijamente como si fuera un insecto en un frasco.

– ¿Tienes alguna idea de quien soy?

– No me importa. Leta no hizo nada malo y no la veré herida por mí.

– ¿Nada malo? -Preguntó Zeus, las ventanas de la nariz dilatándose-. Tú, humano estúpido. Ella podría haber destruido el universo entero con sus acciones. Lo único que nos salvó fue el hecho de que Dolor estaba en éxtasis y sus poderes restringidos. Si no lo hubiera estado… Tomémonos un momento y estemos malditamente agradecidos por los pequeños favores.

Aunque una pequeña voz en la cabeza de Aidan le dijera que no discutiera con el antiguo dios, no podía pararse.

– Ella no es la que mató a Dolor. Yo lo hice.

Leta jadeó con sus palabras.

– Aidan…

– Es verdad -dijo, cortándola antes de que lo contradijera-. Yo lo maté. Así que si va a castigar a alguien, debería ser a mí.

Zeus lo consideró.

– Ignóralo, mi señor -dijo Leta rápidamente-. Él es noble pero insensato. Fui yo quien ignoró su mandato para dejar a Dolor solo. Yo lo maté aquí mientras dormía en éxtasis contra tus deseos. A causa de eso soy la única que debería ser castigada.

Zeus se tensó como si algo lo ofendiera.

– ¿Eso que oigo en tu voz son emociones? ¿Tienes sentimientos por este humano?

Leta sacudió la cabeza.

– No, mi señor. Es solo lógica fría y dura.

Sus palabras atravesaron a Aidan, que no podía soportar el pensamiento de ella siendo falsa con él.

– ¿Leta?

Su mirada era vacía cuando se encontró con la suya.

– ¿Cómo podría tener jamás sentimientos por un humano cuando soy incapaz de ellos?

Zeus se volvió especulativo.

– ¿Así que si mato al humano, no te importaría?

Aidan no había pensado que su cara podía volverse más fría, pero estaba equivocado.

Aún así, ella no contestó.

– No le importaría -respondió M’Adoc por ella-. No es capaz de ello.

– Muy bien. Dado que se suponía que el humano moriría de todos modos… -Zeus disparó un relámpago desde su mano, directo al corazón de Aidan.

CAPÍTULO 9

Aidan se tambaleó, a pesar de eso permaneció de pie incluso cuando todo su cuerpo era empujado hacia atrás. Miró hacia abajo, esperando ver la sangre del ataque de Zeus. Pero no tenía ninguna herida. De hecho, no sentía ningún dolor.

Confuso, echó un vistazo a su alrededor hasta que vio a Leta tirada en el suelo a unos metros de él.

– Oh, Dios mío.-susurró, gateando para alcanzarla. Debió haberse lanzado delante de él para protegerlo.

Se arrodilló en el suelo, la puso boca arriba, viéndola luchar por respirar mientras la sangre le cubría todo el cuerpo.

– ¿Leta?

Ella tosió sangre antes de hablar en un tono chirriante:

– No podía dejarte morir, Aidan. Perdóname.

¿Perdón? ¿Por qué le pedía perdón por salvarle la vida? No tenía sentido.

Zeus se volvió hacia M'Adoc.

– ¿Pensé que dijiste que era incapaz de sentir compasión?

M'Adoc mantuvo su estoicismo.

– Debe haberse vuelto Skoti sin que lo supiéramos.

La furia oscureció la frente de Zeus. Mantuvo la mano en alto y M'Adoc fue atraído al instante hacia el centro de su poder.

– Tú no cometes esa clase de errores.

Hades hizo un sonido de extremo aburrimiento.

– Pierdes el tiempo, Zeus. Les despojaste de sus emociones así que si estás intentando meterle miedo ahora…

– Cállate.-contestó Zeus bruscamente a Hades antes de apartar de un empujón a M'Adoc lejos de él. Se puso rígido antes de darle a M'Adoc una terrible advertencia-.Mejor mantén un ojo vigilante en tus hermanos. Te hago personalmente responsable. Fracasa en mantenerlos en cintura y será en tu sangre en la que me bañe.

Aidan vio la furia y el destello de miedo en los ojos de M'Adoc antes de que se enderezara e hiciera frente Zeus. En ese momento su cara estaba tan carente de expresión como había estado antes de que Zeus lo atacara.

– Entiendo, mi señor. Se hará su voluntad.

– Puedes estar condenadamente seguro de que lo harás.-Zeus fulminó con la mirada a todos-.Ahora saca a ese humano fuera de aquí y pon en orden este lío-diciendo estas palabras, se disolvió en un ligero polvo de bronce y se evaporó.

Todavía en el suelo, Aidan mantuvo a Leta cerca suyo mientras ella luchaba por respirar.

– Vas a curarte otra vez, ¿verdad?

– No-dijo Hades mientras se adelantaba-. Fue golpeada por el rayo de un dios, del mismo Zeus. No hay vuelta atrás.

Aidan frunció el ceño.

– No lo entiendo.

– Se está muriendo-dijo Hades en un tono carente de todo sentimiento.

A Aidan le llevó varios segundos hacer que esas palabras penetraran en su confusa mente.

– No puede morir. Es una diosa inmortal.

– La cuál ha sido agredida justamente por el rey de los dioses.-dijo Hades con el tono de un profesor que se dirige a un estudiante torpe-. Sí, puede morir.

Aidan no podía respirar cuando miró hacia abajo, a ella.

– ¿Por qué? ¿Por qué has hecho esto?

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