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ЛитМир: бестселлеры месяца
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Miles avanzу tras los pasos de su guнa ba, que caminaba con rostro inexpresivo, evitando cualquier comentario gestual sobre los asuntos de su seсora. Anduvieron un rato por los sinuosos senderos del jardнn, rodearon un par de estanques y siguieron exquisitos arroyos artificiales. Miles casi se detuvo con la boca abierta frente a un parque color verde esmeralda poblado por una bandada de pavos reales rojos como rubнes y diminutos como ruiseсores. Mбs adelante, en un lugar soleado sobre una especie de pequeсo risco, Miles vio algo parecido a un gato esfйrico, o tal vez una especie de flores con piel de gato, suave, blanco… sн, eso era un animal; un par de ojos azul turquesa parpadearon una vez, mirбndolo desde la piel blanca, y volvieron a cerrarse en un gesto de absoluta indolencia.

Miles no hizo preguntas, no tratу de entablar una conversaciуn, Tal vez en su viaje anterior al jardнn Celestial, cuando era sуlo uno mбs entre miles de enviados galбcticos, Seguridad Imperial Cetagandana no lo estaba monitoreando, pero ahora las cosas habнan cambiado. Rezу porque Rian tomara las mismas precauciones. Lisbet lo habrнa hecho. Esperaba que Rian hubiera heredado los procedimientos y zonas de seguridad de Lisbet, junto con la Gran Llave y la misiуn genйtica.

Una burbuja blanca esperaba en un claustro medio oculto. Miles vio que su guнa se inclinaba ante ella y se retiraba.

Miles carraspeу.

— Buenas tardes, milady. Deseaba usted verme? Cуmo puedo servirla? — Mantuvo el saludo lo mбs general posible. No sabнa lo que habнa dentro de esa maldita esfera opaca. Podнa ser el ghemcoronel Benin y un filtro de voz… por ejemplo.

Le contestу la voz de Rian o una excelente imitaciуn:

— Lord Vorkosigan. Usted expresу su interйs en asuntos genйticos. Pensй que le gustarнa hacer una visita guiada.

Bien. Entonces, los estaban monitoreando y ella era consciente de aquel extremo. Miles suprimiу la pequeснsima parte de sн mismo que contra toda lуgica habнa estado esperando algo parecido a una cita de amor, y contestу:

— Claro que me gustarнa, milady. Todos los procedimientos mйdicos me interesan. Considero que las correcciones que se efectuaron tras los daсos que sufriу mi cuerpo son extremadamente incompletas. Siempre que visito otras sociedades galбcticas, busco nuevas esperanzas y oportunidades.

Caminу junto a la esfera flotante, tratando de recordar las vueltas y giros de la ruta, los edificios y arcos que atravesaban. Fracasу por completo. Consiguiу hacer algъn que otro comentario oportuno sobre el paisaje para que el silencio no resultara demasiado incуmodo. Cuando llegaron a un edificio blanco, largo, bajo, habнa calculado un kilуmetro de caminata desde la recepciуn del Emperador, pero no en lнnea recta. A pesar del encantador jardнn que lo rodeaba, el edificio tenнa la palabra «biocontrol» grabada en todos sus detalles: los sellos de las ventanas, las cerraduras de las puertas. La cerradura a prueba de aire requerнa cуdigos muy complejos, pero en cuanto el aparato identificу a Rian, admitiу a Miles tambiйn sin un murmullo de protesta.

Ella lo condujo hasta una oficina espaciosa a travйs de corredores que, sorprendentemente, no tenнan nada de laberнntico. Era la habitaciуn mбs prбctica y menos artнstica que hubiera visto Miles en el jardнn Celestial. Una de las paredes era de cristal y daba a una larga pieza que tenнa mucho mбs en comъn con los bio-laboratorios habituales en el resto de la galaxia que con el jardнn exterior. La forma corresponde a la funciуn, y ese lugar era todo funciуn: todo propуsito, no la artнstica languidez de los pabellones. En ese momento estaba desierto, cerrado, a excepciуn de un servidor que se movнa por los bancos absorto en una tarea meticulosa de orden y limpieza. Pero claro… No habнa contratos haut que aprobar durante el perнodo de luto por la Seсora Celestial, dueсa putativa de ese dominio. Un dibujo de ave decoraba la superficie de una comuconsola y se alzaba sobre varios armarios cerrados con llave. Miles estaba en el centro del Criadero Estrella.

La burbuja se acomodу junto a una pared y se desvaneciу sin un ruido. La haut Rian Degtiar se levantу de la silla-flotante.

Ese dнa tenнa el cabello color йbano sujeto en poblados rizos que le caнan hasta la cintura. Las ropas, de un color blanco impoluto, le llegaban sуlo hasta los tobillos, dos capas simples y cуmodas sobre una malla que la cubrнa desde el cuello hasta los pies, calzados con sandalias blancas. Mбs real, menos etйrea y sin embargo… Miles habнa esperado que una exposiciуn constante a su belleza lo inmunizarнa contra el efecto de confusiуn y mareo que le producнa en la mente. Obviamente, necesitarнa mбs sesiones que las que habнa tenido. Muchas mбs. Muchas. Muchas… Basta. No seas mбs idiota de lo necesario.

— Aquн podemos hablar — dijo ella, se deslizу hacia una silla de escritorio junto a una comuconsola y se acomodу con cuidado. Hasta sus movimientos mбs simples eran como una danza. Hizo un gesto con la cabeza hacia otra silla igual y Miles se acomodу con una sonrisa nerviosa, dolorosamente consciente de que sus botas apenas tocaban el suelo. Rian parecнa tan directa como cerradas las esposas de los ghemgenerales. Acaso el Criadero Estrella era algo asн como un campo de fuerza psicolуgico para ella? O era que consideraba a Miles tan subhumano que no lo interpretaba como amenaza? Lo consideraba tan incapaz para juzgarla como una mascota?

— Con… confнo en sus decisiones — dijo Miles-, pero le parece que traerme aquн no provocarб repercusiones en Seguridad?

Ella se encogiу de hombros.

Si quieren, pueden pedirle al Emperador que me llame la atenciуn.

— Y… no pueden llamarle la atenciуn ellos directamente?

— No

La palabra era dura, real, sуlida. Miles esperaba que ella no fuera demasiado optimista con respecto a su situaciуn. Pero… por la altura de la barbilla, la posiciуn de los hombros, era claro que la haut Rian Degtiar, Doncella del Criadero Estrella, creнa realmente que dentro de esas paredes ella era la emperatriz. Por lo menos durante los prуximos ocho dнas.

— Espero que esto sea importante. Y corto. De lo contrario, saldrй de aquн directo a la sala de interrogatorios del ghemcoronel Benin.

— Es importante. — Los ojos azules lo quemaban—. ЎYa sй cuбl de los gobernadores de satrapнas es el traidor!

— ЎExcelente! ЎQuй eficacia! Y… cуmo?

— La Llave, como usted dijo, era falsa. Era falsa y no tenнa nada dentro. Usted lo sabнa. — La sospecha le seguнa brillando en los ojos como una luz intensa que lo enfocaba directamente.

— Sуlo porque lo deduje, milady. Tiene usted alguna prueba?

— En cierto modo. — Ella se inclinу hacia delante, la expresiуn intensa-. Ayer, el prнncipe Slyke Giaja hizo que su consorte lo trajera al Criadero Estrella. Una visita, dijo. Insistiу en que yo le mostrara los objetos reales de la Emperatriz para inspeccionarlos. No comentу nada pero estudiу la colecciуn un largo rato, y despuйs se alejу, corno si estuviera satisfecho. Me felicitу por mi leal trabajo y se fue inmediatamente.

Slyke Giaja estaba en la lista de principales sospechosos, eso no podнa negarlo. Dos puntos no bastaban para hacer una triangulaciуn, pero era mejor que nada.

— No le pidiу que hiciera funcionar la Llave para probar que era la correcta?

— No.

— Entonces, lo sabнa. — Tal vez, tal vez-. Apuesto a que le dimos mucho en quй pensar, con su falsa Llave ahн a la vista de todos. Me pregunto cuбl serб su prуximo movimiento… Йl se da cuenta de que usted sabe que es falsa, o cree que usted se creyу el engaсo?

— No estoy segura.

Entonces no sуlo le pasaba a йl, pensу Miles con un alivio amargo: la expresiуn de un haut era inescrutable hasta para otros haut.

— Seguramente se da cuenta de que sуlo tiene que esperar ocho dнas. Sabe que la verdad saldrб a la luz en cuanto su sucesora trate de usar la Gran Llave. O si no la verdad, sin duda la acusaciуn contra Barrayar. Pero cuбl es su plan?

— No lo sй.

— Quiere involucrar a Barrayar de alguna forma, de eso no me cabe duda. Tal vez incluso desea provocar un conflicto armado entre nuestros estados.

— Esto… — Rian hizo girar una mano, la tenнa doblada como si estuviera aferrando la Gran Llave robada-. Esto es un insulto pero seguramente… seguramente no bastarнa para desencadenar una guerra.

— Mmmm. Tal vez se trate sуlo de una Primera Parte. Si esto la jo… quiero decir la incуmoda, haut Rian Degtiar, tal vez la Segunda Parte sea algo que nos irrite a nosotros, que nos enfrente a usted. — Una nueva idea muy inquietante. Era evidente que lord X, lord Giaja?, todavнa no habнa terminado-. Aunque yo le hubiera devuelto la llave en esa primera hora, y no creo que eso estuviera en el guiуn, no podrнa probar que no la cambiй por la verdadera. Ojalб no hubiйramos saltado encima de Ba Lura mi primo y yo. Darнa cualquier cosa por saber la historia que Ba Lura tenнa que contarnos…

— Yo tambiйn quisiera que no le hubieran saltado encima… — dijo Rian con algo de brusquedad, mientras se acomodaba de nuevo en la silla y se retorcнa el chaleco, el primer movimiento inconsciente que Miles le habнa visto hacer.

Los labios de йl se torcieron en una breve mueca avergonzada.

— Pero… es importante… las consortes, las consortes de los gobernadores… Nunca me dijo nada de ellas. Ellas tambiйn estбn en esto, verdad? Por quй no de los dos lados?

Ella hizo un gesto de aquiescencia, que sin duda le dolнa.

— Pero no sospecho que ninguna de ellas estй involucrada en la traiciуn. Eso serнa… imposible…

— Pero sin duda su Seсora Celestial las usу para… por quй es imposible? Quiero decir, es una oportunidad para convertirse instantбneamente en emperatriz junto con el gobernador… O sin йl…

La haut Rian Degtiar meneу la cabeza.

— No. Las consortes no les pertenecen a ellos. Son nuestras. Miles parpadeу, algo confundido.

— Ellos. Los hombres. Nosotras. Las mujeres. Sн?

— Las hautmujeres son las guardianas… — Ella se detuvo. Evidentemente, era inъtil explicбrselo aun extranjero, aun bбrbaro-. No puede ser la consorte de Slyke Giaja.

— Lo siento. No entiendo nada.

— Es… una cuestiуn relacionada con el hautgenoma. Slyke Giaja estб intentando llevarse algo a lo que no tiene derecho. No se trata de que trate de usurpar el poder del Emperador. Hasta ahн todo es correcto. El problema es que estб tratando de usurpar el poder de la emperatriz. Eso es una vileza que estб mбs allб de… El hautgenoma es nuestro, solamente nuestro. Йl estб traicionando no sуlo al imperio, que no es nada, sino a los haut, que lo son todo.

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