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A la altura de los ojos de Miles, la cubierta floreciу en un bosque de botas rojas cuando el escuadrуn de Benin entrу en la habitaciуn, desarmу y arrestу a los soldados de Kety, y finalmente los sacу de allн con las manos sobre la cabeza. Kety y Naru se fueron con ellos, apretados como dos lonchas de jamуn entre hombres de ojos duros que no parecнan interesados en escuchar explicaciones.

Kety gruсу y la procesiуn se detuvo un momento frente a uno de los enviados de Barrayar. Miles oyу la voz de Kety, frнa como el hielo:

— Felicidades, lord Vorpatril, espero que pueda usted sobrevivir a su victoria.

— Ajб? — dijo Ivan.

Ah, dйjenlo tranquilo. Era demasiado difнcil tratar de explicarle a Kety su confusiуn con respecto a la pequeсa cadena de mando de Miles. Tal vez Benin sн lo veнa claro. Una palabra severa del sargento del escuadrуn y los hombres empujaron a los prisioneros hacia el corredor.

Cuatro botas negras y brillantes se desprendieron de la multitud y se pararon frente a la nariz de Miles. Hablando de explicaciones…

Miles torciу la cabeza y levantу la vista hacia el paisaje extraсo y distorsionado de las caras de Ivan y el coronel Vorreedi. Sentнa el suelo fresco bajo la mejilla y no podнa moverse. De todos modos, no tenнa ganas de levantarse.

Ivan se inclinу. Miles vio la cabeza al revйs en el aire y oyу decir en tono tenso y preocupado:

Estбs bien?

— P-p-picana… No es-es… nada.

— Bien — dijo Ivan y lo levantу tirбndole del uniforme.

Miles colgу un momento, temblando y retorciйndose como un pez en un anzuelo, hasta que recuperу un equilibrio inestable. Se apoyу en Ivan porque no podнa sostenerse por sн mismo. Su primo le puso una mano bajo el codo para ayudarlo. No hizo comentarios.

El coronel Vorreedi mirу a Miles de arriba abajo:

— Voy a dejar que el embajador presente la protesta correspondiente por este tratamiento, teniente. — La expresiуn distante del coronel sugerнa que en realidad pensaba que el hombre de la picana se habнa quedado corto con sus agresiones-. Vorob'yev va a necesitar toda la municiуn disponible. Creo que usted ha creado el incidente diplomбtico mбs extraordinario de toda su carrera diplomбtica.

— Ah, coronel — suspirу Miles-, pre-predigo que no tras-trascenderб nada de este incidente. Espere y ve-verб.

El ghemcoronel Benin estaba inclinбndose frente a las haut Pel y Nadina en el otro extremo de la habitaciуn mientras les ofrecнa sillas-flotantes, pantallas de fuerza, ropas y asistentes ghemladies. Arrestбndolas en el estilo en que estaban acostumbradas?

Miles dirigiу una mirada a Vorreedi.

— Ivan le… le ha contado algo, seсor?

— Eso espero — dijo Vorreedi con una voz cargada de amenazas.

Ivan asintiу. Pero despuйs de un momento agregу:

— Mmm… lo que pude… Teniendo en cuenta las circunstancias.

Es decir, con los espнas cetagandanos dando vuelta alrededor, supuso Miles. Todo, Ivan? Lo mнo todavнa estб intacto?

— Admito que sigo sin poder asimilarlo del todo… — dijo Vorreedi.

— Q-quй pasу c-cuando me fui del Criadero Estrella? — le preguntу Miles a Ivan.

— Me despertй y no estabas. Creo que fue el peor momento de mi vida… sabнa que te habнas ido en alguna de esas misiones locas que tanto te gustan, sin уrdenes, sin apoyo.

— Ah, pero tъ eras mi apoyo, tъ has sido mi retaguardia, Ivan — murmurу Miles y se ganу una mirada furiosa-. Una retaguardia muy competente, como acabas de demostrar…

— Sн, una retaguardia en tu estilo favorito… inconsciente en el suelo, sin posibilidad de poner algo de sentido comъn en los procedimientos. Viniste a que te mataran o algo peor, y todo el mundo me hubiera echado la culpa a mн. Lo ъltimo que me dijo tнa Cordelia cuando salimos de Barrayar fue: «Y trata de que no se meta en lнos, lo harбs, Ivan?"

Miles oнa con toda precisiуn las cadencias cansadas e irritables de la condesa Vorkosigan en la parodia de Ivan.

— Y… bueno, en cuanto comprendн lo que estaba pasando, me escapй de las hautladies…

— Cуmo…?

— Por Dios, Miles, son como mamб multiplicada por ocho. ЎAj! Y la haut Rian insistiу en que fuera a ver al ghemcoronel Benin, cosa que yo pensaba hacer de todos modos… Йl sн que tiene la cabeza en su sitio… — Benin caminу despacio hacia el grupo, posiblemente atraнdo por el sonido de su nombre en labios de Ivan-. Me escuchу, por suerte. Yo dirнa que entendнa mejor que yo todas las tonterнas que le soltй.

Benin asintiу.

— Es que yo estaba monitoreando las actividades inusuales que se detectaban alrededor del Criadero Estrella… — Alrededor, no dentro. Por supuesto-. Mis investigaciones me habнan hecho sospechar que pasaba algo con uno o varios de los hautgobernadores, asн que habнa preparado algunos escuadrones y los tenнa en уrbita, en estado de alerta.

— Vamos, ghemcoronel, escuadrones… _ironizу Ivan-. Hay tres naves imperiales de guerra ahн afuera.

Benin sonriу levemente y se encogiу de hombros.

— El ghemgeneral Chi-Chilian no sabe nada, creo yo — interrumpiу Miles-. Pero tal vez u-usted qui-quiera interrogarlo sobre las actividades de su esposa, la haut Vio.

— Ya lo hemos detenido — le asegurу Benin.

Detenido, no arrestado. De acuerdo. Benin parecнa estar al corriente por ahora. Pero se habrнa dado cuenta de que todos los gobernadores estaban en el asunto? O habнa elegido a Kety como ъnico chivo expiatorio? Asunto interno de Cetaganda, se recordу Miles. No era trabajo suyo enderezar el gobierno cetagandano aunque la idea le resultara tentadora. Su deber se limitaba a sacar a Barrayar del atolladero. Sonriу mirando la burbuja blanca que protegнa a la Gran Llave.

Nadina y Pel consultaban a un grupo de hombres de Benin; en lugar de tratar de bajar la pantalla de fuerza, estaban haciendo arreglos para transportar la silla y su precioso contenido hasta el Criadero Estrella.

Vorreedi mirу a Miles con amargura.

— Una cosa que lord Vorpatril no me explicу satisfactoriamente, teniente Vorkosigan, es la razуn por la que usted no nos contу el incidente inicial a pesar de la importancia del objeto que habнa caнdo en sus manos…

— Kety estaba tratando de involucrar a Barrayar, seсor. Necesitaba pruebas para demostrar que…

Vorreedi fue inexorable.

— Sus razones personales, seсor…

— Ah. — Miles pensу en fingir que aъn seguнa afectado por el daсo de la picana y quedarse sin habla. No, lбstima… Lo cierto era que sus motivos personales eran oscuros incluso para йl. Por quй habнa querido hacerlo? Por quй querнa estar al mando antes de que la complejidad de los hechos hubiera convertido a la supervivencia en el asunto prioritario? Ah, sн… un puesto en una nave. Era eso.

Esta vez no, muchacho. Frases antiguas pero evocativas como control del daсo le pasaron por la cabeza.

— En realidad, seсor, al principio no sabнa que se trataba de la Gran Llave. No la reconocн. Pero cuando la haut Rian se puso en contacto conmigo, los hechos pasaron con suma rapidez de lo aparentemente trivial a lo extremadamente delicado. Cuando me di cuenta de la profundidad y la complejidad del complot del hautgobernador, ya era demasiado tarde.

— Demasiado tarde para quй? — preguntу Vorreedi con brusquedad.

Miles no necesitу fingir una sonrisa enferma: aъn tenнa todo el cuerpo dolorido.

Pero al parecer, Vorreedi se habнa convencido de que Miles no era un agente encubierto al mando de Simon Illyan, despuйs de todo.

Eso es lo que tъ quieres que crean, recuerdas? Miles mirу la cara del ghemcoronel Benin, que escuchaba, fascinado, un poco separado del grupo.

— Usted me habrнa sacado de la investigaciуn, seсor. Es asн y usted lo sabe. En el agujero de gusano, todos creen que soy un invбlido con un cуmodo puesto de correo al que he llegado por enchufe. La idea de que tal vez sirva para tareas mбs importantes es algo que el teniente lord Vorkosigan no hubiera tenido la oportunidad de probar en circunstancias normales.

Frente al mundo en general, cierto. Pero Illyan sabнa el papel que habнa desempeсado Miles en el Centro Hegen y en otros lugares, y el primer ministro, lord Vorkosigan, padre de Miles, tambiйn lo sabнa y el emperador Gregor, y todos los que tenнan importancia en el gobierno de Barrayar. Hasta Ivan conocнa su extraordinario йxito como agente secreto. En realidad, los ъnicos que seguнan ignorбndolo eran… los que йl acababa de vencer. Los cetagandanos.

Entonces para quй has hecho todo esto? Para brillar a los ojos de la haut Rian? Sуlo para eso? O estabas pensando en otro pъblico?

El ghemcoronel Benin descifrу lentamente el parlamento de Miles.

— Usted querнa ser un hйroe, no es eso?

— Tanto que no le importaba de quй imperio? Le daba lo mismo ser hйroe de Cetaganda que de Barrayar? — agregу lord Vorreedi en voz baja.

— Acabo de servir al imperio de Cetaganda, eso es cierto. — Miles ensayу una reverencia temblorosa en direcciуn a Benin-. Pero mi principal objetivo era Barrayar. El hautgobernador Kety tenнa planes muy desagradables para Barrayar. Y yo los desbaratй.

— Ah, sн? — dijo Ivan-. Y dуnde habrнais acabado tъ y esos planes si no hubiera aparecido yo?

— Ah. — Miles sonriу-. Pero yo ya habнa ganado. Kety no lo sabнa, eso es todo. Lo ъnico que seguнa siendo dudoso era mi supervivencia personal.

— Entonces — dijo Ivan, exasperado-, por quй no entras en Seguridad de Cetaganda, eh, primito? Tal vez el ghemcoronel Benin te dй algъn puesto en una nave.

Mierda, Ivan lo conocнa demasiado.

— Poco probable — dijo Miles, como amargura-. Soy demasiado bajo.

Las cejas del ghemcoronel Benin se torcieron un poco sobre su frente ancha.

— En realidad — siguiу diciendo Miles-, la ъnica instituciуn que me aceptу como agente, si es que fui agente de alguien, es el Criadero Estrella, no el imperio. No servн al imperio de Cetaganda, servн a las haut. Pregъnteles a ellas. — Hizo un gesto hacia Pel y Nadina, que estaban a punto de salir de la habitaciуn mientras las asistentes giraban a su alrededor tratando de hacerlas sentir mбs cуmodas.

— Mmmm. — El ghemcoronel Benin pareciу desinflarse un poco.

Palabras mбgicas. Las faldas de una hautconsorte eran una fortificaciуn mбs fuerte de lo que Miles hubiera pensado hacнa tres semanas.

Maniobrada por hombres con rayos tractores de mano, la burbuja de la haut Nadina se levantу en el aire y saliу de la habitaciуn. Benin le dirigiу una mirada, se volviу hacia Miles y abriу la mano frente a su pecho en un principio de reverencia.

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